Mirolindo se llama porque desde una roca de 20 mt de altura se pueden divisar las 2 vertientes de la serranía de la Lindosa en cuya cima se encuentra la finca. Al occidente-norte se divisa el río Guayabero y el río Ariari y los llanos del departamento del Meta, la unión de estos 2 ríos forma el río Guaviare, que no se ve por la serranía, pero al oriente se le ve al Guaviare y sus múltiples lagunas con San José a 22 km de distancia, y hacia el sur la selva profunda que va hasta el Brasil y Bolivia.
La finca está en la cima pero como en la base de una silla de montar, siendo mas alta la cima a lado y lado, por lo que hay varios hontanares, cada uno de los cuales tiene manantiales que forman riachuelos que se recojen en 2 principales, uno de aguas rojizas que corre por el borde suroccidental y otro cristalino que pasa a 30 mt. de la casa principal y rodea la finca por el lado nororiental para unirse cerca de "la raja de la gorda", marcada en la foto, que es una formación rocosa donde tu das un paso y en medio de tus pies ves correr el riachuelo rojizo a 15 mt de profundidad poco antes de unirse al otro para formar el caño Mirolindo que tiene un pozo delicioso bajo el puente 500 mt abajo de la unión donde hacíamos los sancochos de gallina, nadábamos y hartábamos guarapo de maná de maíz y a veces chichas de pepas de ceje, chontaduro que los Guahibos llaman pipire, y maíz.
Finca Mirolindo, vereda las brisas, Puerto Arturo, San José del Guaviare
A izquierda y derecha de la imagen el terreno es mas alto, abajo y arriba es mas bajo.
Las tierras fértiles no son mas del 30% y hay que dejar las franjas de montes de galería para proteger las aguas así que solo desmontamos un 15% y las de la mitad son sabanas naturales tan arenosas que hay que dejarlas intactas y sin vacas porque si no se erosionan y destapan la roca que se ve en un 5% de la finca en formaciones muy hermosas.
Logramos titularla a nombre de mi suegro y mío pero también vivieron allí 2 cuñados con sus esposas e hijos, 3 cuñadas y muchos amigos del Tolima mientras hacían sus propias fincas. Cuanto desplazado se aparecía por esas lejanías, así fuera Negro, Indígena o Campesino era hospedado, cosa que era muy sencilla porque lo que faltaba era gente para trabajar y monte adentro habían tierras para colonizar. Lo importante era tener pan coger y mi suegro se encargaba de dirigirnos para que nunca nos faltara yuca, plátano, tabena, ñame, arroz, maíz, frutas, verduras y carnecita de monte o pesca, tampoco faltaban las gallinas, los patos, piscos, uno que otro marrano, etc. y hasta cachamas llegamos a cultivar.
Con maderas rollizas seleccionadas, unas resistentes para enterrar, otras buenas para la cubierta y las vigas, esterilla de palma de ceje, también llamada mil pesos, para las paredes y sus hojas mas hojas de moriche para lo techos. Los pisos de tierra compactada, las camas, las mesas y las sillas con base de madera enterrada, travesaños y esterilla. Lo traído del pueblo eran los colchones, los toldillos, las ollas, los platos, los cubiertos y no podía faltar un buen radio que agarrara onda corta, linternas, anzuelos, pólvora y munición para las escopetas. La estufa de leña tenía una base de maderas fuertes sobre la cual se echaba un capa de tierra y se hacia una hornilla con pedazos de hojas de resorte de camión y barro que una vez cocido funcionaba muy bien.
Construimos la primera casa de techo de zinc, piso de cemento y madera aserrada 10 años después de que nos fundamos. Cuando nos desplazaron mi hija Liliana tenía 4 años y medio y mi hijo Rodrigo 2 y medio. Cuando Lili tenía 5 meses fuimos con mi esposa a unirnos a mis suegros y mis cuñados que estaban en el éxodo a San José del Guaviare en Diciembre de 1986, 22 mil campesino de Puerto Arturo y el Guayavero se tomaron un pueblo que no tenía mas de 30 mil habitantes y lograron que el gobierno de Virgilio Barco enviara a Carlos Ossa Escobar, quien era el director del Plan Nacional de Rehabilitación a negociar. Desde entonces le tengo un gran aprecio a Carlos porque fue un funcionario totalmente atípico que luchó por ayudarnos y fue así como conseguimos titular muchas fincas, créditos, puestos de salud, apoyo de la ONU con una procesadora de yuca y otros planes que no se pudieron concretar, ah y una carretera destapada de 30 km. que pasa a 2 km de Mirolindo.
Con esos créditos y con el aval de la finca titulada conseguimos las primeras y únicas vacas, hicimos una pequeña represa de 5 por 20 metros para acueducto y criaderos de cachamas, compramos motosierra y guadañadora, tejas de zinc y alambre de púas. Pero llegó la guerra y todos se perdió, muchos amigos y mi cuñado fueron asesinados. Las fosas denunciadas por Iván Cepeda y Piedad Córdoba en la Macarena y San José del Guaviare corresponden a muchos de los campesinos del éxodo de 1986. Acabaron con nuestras comunidades sin misericordia "para quitarle el agua al pez" empezaron en 1991 pero fue en el periodo de 2000 a 2008, con los planes Colombia, Patriota y Consolidación que arrasaron con todas las fincas.