viernes, 30 de agosto de 2019

Propuesta de conciliación para la política rural y agraria de la Colombia Humana, indispensable para construir paz


Se basa en 2 documentos, uno coordinado por María Mercedes Maldonado llamado “COLOMBIA HUMANA: POLÍTICA RURAL Y AGRARIA” y otro sintetizado por Hernán Pardo Silva llamado: “Plan progresista para la reforma rural integral”.
         El primer objetivo del plan progresista para la reforma rural integral (RRI) es lograr la paz real. Solo será posible derrotando en las urnas el continuismo que defiende privilegios abusivos de las oligarquías tradicionales, de las mafias de terratenientes, narcotraficantes y mineros ilegales, y de los carteles de corrupción. Aunque la insurgencia espera que, con la decadencia de las potencias occidentales que frustraron la tomar del poder a finales del siglo 20 más los canales de interlocución iniciados con las FFAA, se posibilite una insurrección revolucionaria.
Las 2 propuestas coinciden en el diagnóstico de la situación rural actual pero, mientras la primera se enfoca en dar continuidad a los acuerdos Gobierno-Farc, que parece no se cumplirán, enfatizando la búsqueda de justicia social en el campo y de equipararla con la satisfacción de derechos urbana, la segunda define la anomalía rural principal en la existencia de una ganadería extensiva que usa muy mal el 80% del suelo productivo, 40 millones de hectáreas para sostener 25 millones de reses, con grave deterioro por compactación y erosión y fuerte contaminación de los suelos, del aire y de las aguas. Es de lejos el principal problema ambiental del país, el segundo es la contaminación y degradación de los suelos ocasionada por la minería ilegal. Un gobierno progresista debe declarar la ganadería extensiva ilegal y forzar que se transforme, el plan prevé hacerlo en 20 años. Se lograría liberar el 90% de esas tierras para hacer la reforma rural integral. Empezar por las tierras más próximas a los centros urbanos y con los campesinos sin tierra y los trabajadores rurales más alejados que sobreviven allende la frontera agrícola en actividades agrícolas de sostenimiento, narco cultivo o minería ilegal. La mayoría de los potreros están siendo ocupadas en forma ilegítima ya sea por invasión de baldíos o por despojo a los campesinos o grupos étnicos. Si están legalizados en su mayoría tributan un impuesto predial mínimo, que podría ser la base para la expropiación parcial pagando en bonos. Los actuales poseedores podrían conservar la parte necesaria para los ganados y la que puedan tecnificar a corto plazo.
         Los planes territoriales para la RRI deben ser consensuados con los potenciales beneficiarios, pero, ejecutados verticalmente, como una gran empresa, porque estos no tienen el conocimiento, las maquinarias, el dinero ni los mercados para poder aumentar la producción en forma acelerada.  Se requería que la “inteligencia agropecuaria nacional” pase de recomendar, asesorar y absolver consultas, a dirigir, capacitar, invertir, estudiar mercados y conseguir socios estratégicos. Pero necesitan ayuda de colegas extranjeros.
         Empezar ubicando los mercados: países, ciudades, gobiernos, grandes industrias alimenticias. Las potencias occidentales están en proceso de decrecimiento de sus burbujas de desarrollo hegemónico, los países satélites ya no quieren serlo más, son mercados saturados decreciendo. Pero están surgiendo otras potencias que cuentan con mercados de gran crecimiento, nuevas clases medias con capacidad de darse gusto. Tienen tecnología igual o mejor y gran poder financiero, tienden a desarrollar nuevas relaciones internacionales mas estables y duraderas. China lidera esas nuevas potencias con sus propuestas de coexistencia pacífica basada en el comercio justo, su gran capacidad de financiación, su alta tecnología y sus estrategias de destino común de la humanidad, la franja y la ruta, etc. Los gobiernos corruptos de Colombia han desperdiciado estas oportunidades. Por ejemplo, China aporto el 90% del estudio detallado que construyó el plan maestro del río Magdalena, pero en más de una década no se avanzó sino en la navegabilidad del bajo Magdalena, empantanada por el caso Navelena. Santos no pudo o no quiso concretar la propuesta china de convertir a Coveñas en una gran ciudad industrial a mitad de camino entre China y los mercados de EEUU y Europa con la construcción de un tren de 220 km hasta el Pacífico y un puerto. Hasta ahora nuestros gobiernos nacionales obedecen a intereses de los oligopolios locales y de trasnacionales, sacrificando el bien común.
         El plan progresista de reforma rural integral propone una revolución que aumente en 20 años 10 veces la producción agropecuaria con base en los 36 millones de hectáreas que se recuperarían al poner fin a la ganadería extensiva, más los 7 millones usados hoy en agricultura. Hay que reforestar millones de hectáreas para reparar las cuencas y garantizar riego permanente general. Los campesinos e indígenas están dispuestos a iniciar trabajando y estudiando, actuando como mano de obra no calificada para la construcción de nuevas aldeas campesinas, la infraestructura agropecuaria y de las industrias complementarias. En unos años ya serían técnicos laborales o profesionales y podrían recibir los títulos de sus viviendas y sus fincas en plena producción, superado el punto de equilibrio y estabilizados lo mercados. Las familias campesinas las obtendrían con subsidios y créditos blandos.
La RRI deberá ser ejecutada por una empresa nacional que se especialice en desarrollar proyectos productivos agropecuarios a gran escala, creando millones de unidades de producción familiar campesina y coordinándolas. Empresa conformada por expertos profesionales y científicos nacionales y de los países que van a comprar, financiar y ayudar a tecnificar nuestra producción.
         No estamos proponiendo escoger entre los 2 modelos, al contrario, se deben sumar con los mínimos ajustes necesarios. La reforma rural integral debe ser revolucionaria o no triunfará.
Anexos: