El
Presidente de Colombia tiene pretensiones de gran Prócer, pretende
pasar a la historia como el hombre que fue capaz de lograr la Paz
derrotando a la guerrilla y siendo magnánimo en la victoria. Sabe
que heredó ser cliente dependiente de los Estados Unidos y ser
guardián de los privilegios de su clase oligarca, pero se atrevió a
decirle a China que ahora quiere ser socio y pregona que va a
traicionar a su clase por la Justicia Social.
La
manipulación mediática, base del poder “suave” de la
plutocracia imperial, ha permitido esconder las flagrantes
violaciones de los últimos gobiernos colombianos a la ley
humanitaria internacional, escudándose en la lucha contra el
“terrorismo” de la gran potencia norteamericana e impidiendo que
los medios independientes cubran el conflicto armado interno. Los
periodistas colombianos que trataron de hacerlo están presos, muertos o
asilados, a algunos se les permite ejercer en las capitales siempre y
cuando trasmitan la versión oficial del conflicto o se olviden que
existe. Un periodista extranjero que porfió en el cumplimiento de su
deber fue llevado por las FFAA a una linea de combate, herido logró
rendirse a la Insurgencia que dijo estarlo curando y exigió un
debate nacional e internacional respecto a la libertad de información
sobre la guerra local.
Demasiado
oligarca el Presidente Santos hace oídos sordos al clamor del Pueblo
rural que exige parar su exterminio, alega que si se precipita a
negociar con una Insurgencia fuerte le dará oportunidad de reponerse
y prolongará la guerra al volver a alimentar la ilusión del triunfo
militar. En la diversidad de posiciones de unos y otros no faltan
apoyos y validaciones para los argumentos de Santos, sobretodo porque
la oligarquía sabe que en una negociación sus monstruosos crímenes
quedarían totalmente al descubierto y un grupo resentido y
guerrerista de la Insurgencia acaricia veleidades de toma del poder.
Pero
se levanta unido el Pueblo rural, sometido a la opresión tiránica,
apoyado por los que entienden las causas del conflicto en los
partidos de izquierda y en la Academia de pensamiento libre, han
irrumpido en las capitales y están logrando la simpatía y el
acompañamiento entusiasta de los estudiantes y de muchas comunidades
en proceso de organización, inspirados también por la acción
liberadora de gobiernos locales progresistas que privilegian a los
mas pobres. Todos ellos comparten la necesidad de solucionar el
problema de la tenencia de la tierra para poder construir un buen
futuro.
Santos
y la Insurgencia deben escuchar el clamor del Pueblo que se levanta a
exigirles parar la maldita guerra porque solo nos causa dolor y
miseria. La oligarquía financiera y terrateniente debe entrar en
razón, este gobierno sí puede pasar a la historia porque está
entendiendo que la pretendida hegemonía del imperio del norte está
siendo derrotada por la coexistencia pacífica de las nuevas
potencias y su éxito económico. Bien puede Colombia dejar de ser
Cliente dependiente del imperio que usufructúa nuestra desgracia
porque es mucho mas beneficioso ser socio de los vecinos y de los
nuevos polos de poder.
¡Tregua
general de todos los actores armados! !Negociación transparente del
Pueblo con la oligarquía! Es posible la solución política
negociada para que todos ganemos porque tenemos recursos de sobra y
socios internacionales potenciales apoyándonos.
Hernán
Pardo Silva