Dentro
del optimismo por el anuncio del inicio de los diálogos de paz
Gobierno-Farc se vuelve a anteponer la emoción a la razón. La
polarización entre guerreristas y pacifistas ha desnudado las
tendencias de excluir a la Insurgencia por parte de los unos y de
excluir a la derecha armada por parte de los otros. Esta vez le
tocaría la oposición guerrerista a la derecha y lamentablemente
entre los pacifistas nadie ha mencionado la necesidad de incluir a
los Señores de la guerra1
en la solución al punto en que en el documento firmado en Cuba se
habla del compromiso del gobierno para acabar con el
“paramilitarismo”. Uribe hizo lo inverso, excluyó a la
Insurgencia con la tonta promesa de derrotarla militarmente.
Es
una ilusión pretender acabar con los Señores de la guerra sin
negociar con ellos. Veamos quienes son los Señores de la guerra:
Terratenientes que han sido despojadores de tierra; grandes
Narcotraficantes y contrabandistas; Grandes mineros ilegales o
monopolistas como Víctor Carranza; Mercenarios demasiado poderosos
para poder ser desmontados por patrones temporales y las
trasnacionales depredadoras. El ejército leal a Santos no tendría
la capacidad de derrotarlos así acuerde un cese al fuego con la
Insurgencia. Ya lo intentaron los ex-presidentes Betancurt, Barco y
Gaviria y estos actores se radicalizaron, exterminaron a la UP y
asesinaron a los candidatos presidenciales y demás políticos que
prometieron acabar con ellos. Escobar enloqueció aplicando todo su
poder en contra de la sociedad colombiana sin distinción. Luego vino
el terrible holocausto contra el Pueblo rural y sus amigos en los
años 90 y 2000 orquestado por el nefasto doctor “varito”. En el
proceso del Caguán Manuel Marulanda expresó la imposibilidad de
pactar una tregua con el gobierno debido a los “paramilitares”
activos, él sí aprendió la “lección” del proceso anterior.
El
Obispo de Montería trasmitió un mensaje de algunos de los grupos
“neo-paramilitares” ofreciendo hacer tregua para negociar pero el
mensaje fue despreciado. La Insurgencia y la izquierda radical se
equivocan en desconocer las múltiples manifestaciones actuales de
estos Señores de la guerra con el prurito de que el
“paramilitarismo” es una estrategia del Gobierno que, aunque tuvo
lapsos legales como las autodefensas de 1965 y las convivir, el
grueso siempre ha sido clandestino, no ha existido tal dependencia a
los gobiernos sino una alianza contra el enemigo común: La
Insurgencia. Mas han sido los funcionarios del Gobierno y de sus FFAA
en la nómina de los Señores de la guerra.
Al
Pueblo rural no lo beneficiaría que se desmovilice la Insurgencia y
los Señores de la guerra quedaran dominando el campo colombiano.
Estos poseen la titularidad de la gran mayoría de las tierras
productivas ociosas, entonces ¿Como pretenden hacer desarrollo rural
con equidad sin negociar con ellos? así se declare que esta es la
prioridad 1A. Es lamentable que muchos conservadores sigan pensando
que el campesinado es responsable de la baja productividad
agropecuaria, lo cual justificaría continuar con su etnocidio,
cuando el contrapuesto modelo gringo lo que ha demostrado es que, a
pesar de los enormes subsidios, no es sostenible porque envenena el
ambiente siendo responsable de buena parte de las emisiones de CO2.
Se requiere una combinación de agroecología, para alimentar
sanamente a la población local y enfriar el planeta, y mega-cultivos
bajo estricto control ambiental para exportar a los grandes
conglomerados humanos.
Para
empezar bien necesitamos: ¡Tregua general de la Insurgencia, el
Gobierno y los Señores de la guerra! y ahí si empezar a negociar,
por supuesto incluyendo a las Víctimas.
Hernán
Pardo Silva