La
ultra-derecha insiste en desmovilizar la guerrilla en las tales
“zonas de concentración”, ¿Será que intentan ganar la guerra
paralizando a la Insurgencia para apoderarse de los territorios con
sus métodos de terror paramilitar? ¿Debe aceptar el Pueblo rural
que se reemplace la presencia de los farianos y los elenos por el
“control del Estado”? Ese “control del Estado” hasta ahora ha
sido ocupación temporal de las FFAA para permitir a las bandas
paramilitares, a veces los mismos militares con otro uniforme,
exterminar a los líderes populares y desplazar a sangre y fuego a
las comunidades. ¿Por qué Santos, Benedetti y demás “prosperistas”
creen que eso va a cambiar de la noche a la mañana? ¿Creen que
controlan las fuerzas nefastas?
No
las controlan, el poder de las mafias da para lo contrario, o sea
controlar buena parte del Estado en las zonas urbanas y continuar el
control territorial en las zonas rurales donde la rebeldía ha sido
exterminada con el terror. Si en esta negociación de Paz no se
involucran a los “Señores de la guerra” esto no va para buen
puerto, como decía un vecino del Guaviare: “Hay que hablar con lo
patrones porque los encargados solo deciden hasta cierto punto”.
Además el Pueblo rural debe poder reorganizar vocerías legítimas
para entrar a participar desde la planificación de la implementación
de lo acuerdos. ¿Que se gana con la promesa del gobierno de
restituir las tierras a los campesinos desplazados cuando en la
práctica ha sido incapaz de asegurar las pocas zonas donde se ha
intentado? En cambio el Pueblo rebelde, en resistencia civil y
armada, sí ha podido mantener liberadas (con sudor, sangre y
lágrimas) casi todo el tiempo grandes extensiones. ¿Pretende el
Gobierno acual que estas les sean encomendadas para que las proteja
luego de haber fracasado con la restitución?
Los
guerrilleros, fuera de los pocos que continuarían la negociación e
iniciarían la participación en política electoral, deberían
continuar en los territorios donde están, allí se haría la
verificación internacional acordada y El frente amplio por la paz
continuaría con la verificación del cese al fuego. El País debería
aceptar la propuesta de los territorios de paz porque Las Farc, en
palabras de Rubén Zamora, “... estamos dispuestos a aportar
nuestra economía de guerra, capacidad organizativa, de gestión y de
administración de recursos orientados hacia el bien común de los
combatientes, sus familias, las comunidades y la sociedad en su
conjunto.” para “... reconstruir los territorios,
fortaleciendo nuestras familias y comunidades, impulsando el sistema
productivo y el desarrollo social, fortaleciendo, democratizando y
depurando la administración pública, promoviendo una nueva cultura
política fundada en la democracia, el pluralismo, la convivencia, la
honestidad y la responsabilidad social.”
Para
implementar los territorios de Paz se podrían usar las ZIDRES, si no
las tumba la corte constitucional, porque los cultivos gigantes
pueden ser agroecológicos, si no los gestionan empresas que por
ánimo de lucro subordinan la parte social y la parte ambiental;
porque los socios de las nuevas alianzas productivas es mejor que
sean comunitarios; porque las ZIDRES de la Insurgencia con socios
internacionales progresistas estarían al servicio de la economía
familiar campesina, la agroecología y la soberanía alimentaria
local con excedentes para contribuir a la seguridad alimentaria de la
humanidad, etc., etc..
Experiencias
como la de Córdoba, Argentina, enseñó que las ciudades deben
rodearse de cinturones agroecológicos y forestales para evitar la
contaminación de los agroquímicos y de la ganadería extensiva.
Puede hacerse municipalizando las zonas suburbanas, creando reservas
forestales y arrendando suelos a Campesinos organizados con el fin
exclusivo de producir alimentos orgánicos para el centro urbano.
Además se desmonta la principal causa de nuestro conflicto: la
ambición por la tierra. Parte del arriendo de las ZIDRES puede
financiar a los municipios para comprar esas tierras.
Si
queremos una buena Paz debemos dejar de hablar con el deseo, o con
mala fe, e involucrar a todos los actores de este conflicto, con
vocerías legítimas; así si tendríamos una gran oportunidad porque
estamos hartos de esta guerra tan larga y tan estéril y las tierras
desmontadas, sus suelos y subsuelos, son mas que suficientes para que
Víctimas y Victimarios podamos construir proyectos de vida felices y
productivos. Los mafiosos del latifundio, el narcotráfico, la
minería ilegal, el contrabando, la corrupción, etc., acogidos a la
jurisdicción especial para la Paz (JEP), sin las exclusiones que
pretenden los nuevos sepulcros blanqueados, podrían llegar a ser
grandes empresarios: financieros, comerciales, agropecuarios y
mineros; y los Campesinos, Indígenas y Afro-descendientes rurales
producirían alimentos y materias primas en paz, procurando estar
cada vez mejor organizados, tecnificados y respaldados por las
grandes empresas comunitarias dirigidas por la Insurgencia. Los
centros urbanos aumentarían drásticamente las oportunidades
productivas de sus pobladores con los procesos aguas arriba y abajo
de las cadenas productivas desatadas en el campo.
Así
sí la Política podría ser realmente democrática con participación
de todos los sectores en convivencia pacífica.
No
olvidar que es el Pueblo rural en su conjunto la principal Víctima
de esta guerra.
Aunque
Alvaro Uribe Velez y sus lacayos digan que no quieren acogerse a la
JEP deberían dejarles opción por si cambian de opinión.