martes, 4 de octubre de 2016

LA DEBILIDAD DE LA IZQUIERDA POCO AYUDA A LA PAZ DE COLOMBIA


La actuación política de las masas ha invadido repetidas veces el ámbito de la conciencia de cada ser humano, inmiscuyéndose en cuestiones de preferencia política, raza, nacionalidad originaria, religión, preferencia sexual, etc. violando los derechos humanos y ocasionando grandes crímenes, hasta genocidios, liderados por sicópatas hiperactivos muy carismáticos elegidos emocionalmente por masas manipuladas. Colombia ha albergado muchos de esos nefastos personajes. Alvaro Uribe Velez, el último de estos, amparado en la impunidad casi total de los delitos contra los DDHH y el DIH, continua liderando la ultra-derecha, controlando una buena parte de los poderes legislativo y judicial, contando con el respaldo de enormes capitales dudosos. Permitir a criminales de lesa humanidad influir masivamente en la opinión pública ha saboteado la democracia y la paz de Colombia. Juan Manuel Santos debiera colaborar con la Corte Penal Internacional para buscar solución a este palo en la rueda que le ha metido Uribe a los acuerdos de paz.

La unidad de la izquierda se logró pero no duró; luego del efímero liderazgo de Carlos Gaviria la izquierda explotó en mil pedazos. Tan frustrante fue esto que los grandes movimientos sociales surgidos de la victoriosa resistencia civil, la que luchó en paralelo con la Insurgencia contra la tiranía oligárquica-mafiosa y terrateniente opresora del Pueblo rural, han frenado su paso a la política electoral por no encontrar una organización estable en la izquierda. Las tendencias progresistas de los partidos tradicionales y sus derivados tampoco encuentran con quien aliarse. Sin embargo las bases se unen espontáneamente cuando encuentran un candidato carismático, como lo hicieron para elegir a Gustavo Petro a la Alcaldía de Bogotá y eventualmente pueden llevarlo a la Presidencia de la república, pero ¿Cómo lograr las mayorías parlamentarias que garanticen la gobernabilidad? Difícil convocar a una asamblea constituyente, para poder aprobar las demás reformas que se requieren a fin de superar la grave desigualdad social, sin esas mayorías.

La división de la izquierda no ha sido espontánea, obedece a una muy bien lograda campaña publicitaria de la plutocracia mundial que aprovechó la debacle de la Unión Soviética para proclamar el fin de la Historia y de las ideologías, la mayoría de los izquierdistas lo creyeron, salvo pequeños grupos que en su mayoría se apegaron a antiguos ideólogos dogmatizando sus ideas. Pareciera que la pereza mental encontró una buena excusa en la “libertad de las ideas”, se dejó de pensar la política racionalmente para ponerse a sentirla; lo llamaron inteligencia emocional.

La ideología base de la actuación política debiera limitarse a 2 ciencias: economía política y gestión empresarial, enmarcadas en la normas consensuadas por la gran mayoría de la humanidad (DDHH, DIH, ISO, etc,). Ideas que definan la economía pública, la forma de administrar las empresas comunes y de controlar las privadas. Estas 2 ciencias y las técnicas derivadas debieran ser los ámbitos y enmarcar los objetivos de las discusiones y los acuerdos políticos: ¡Definir concretamente cómo gobernar! Ir mas allá atenta contra la libertad de los individuos, es deber del Estado la protección de estos derechos, nunca restringirlos ni permitir que se violen.

Los invito a pensar y proponer sobre economía política y sobre gestión empresarial para debatir hasta llegar a acordar cual va a ser la ideología de la izquierda política colombiana que se va a ejercer desde el poder central que estamos próximos a conquistar. Para aportar al debate les presento de nuevo el libro: Una vía progresista al socialismo.

¡Debemos esforzarnos por superar nuestra debilidad ideológica porque de lo contrario vamos a fracasar gobernando!

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