La
negociación para lograr acabar con el conflicto armado interno debe
restringirse a los temas que generaron la resistencia armada e
involucrar únicamente a los actores de estos temas. De los 12 puntos
acordados en el Caguán (1. Solución política al conflicto 2.
Derechos humanos 3. Política agraria integral 4. Explotación y
conservación de recursos naturales 5. Estructura económica y social
6. Reformas a la justicia, la lucha contra la corrupción y el
narcotráfico 7. Reformas políticas para la ampliación de la
democracia 8. Reformas del estado 9. Acuerdos sobre DIH 10.
Fuerzas Militares
11. Relaciones internacionales 12. Formalización de acuerdos)
debemos extraer los que tengan que ver con la tenencia de la tierra
para efectos de explotación agropecuaria y minera; los demás temas
se tramitarán por los canales democráticos ya establecidos,
incluida su modificación así sea por referendo y por una asamblea
constituyente, porque una vez desmontada la guerra esos otros canales
fluirán mejor agilizando la solución de los demás problemas. No es
algo tan simple como decir aboquemos tal o cual punto ya que la
tenencia de la tierra no está claramente definida en este listado y
mas bien es un tema trasversal.
La
lucha armada actual devino de la decisión de la oligarquía en los
años 40 del siglo 20, en ese tiempo mayoritariamente terrateniente,
de apoderarse a sangre y fuego de los nuevos suelos colonizados, para
lo cual usaron el poder del Estado que tenían cooptado, generando la
resistencia armada de una parte de los agredidos. Economistas
neo-liberales tempranos como el canadiense Lauchlin Currie con su
teoría de que el modelo campesino eran el principal obstáculo para
la revolución verde y que por tanto el uso de la guerra para
exterminarlo era legítimo, dieron sustento teórico al Pacto de
Chicoral de 1973 donde se decidió abandonar cualquier intento de
reforma agraria recrudeciendo la guerra de baja intensidad con la
excusa de combatir el enemigo interno que había incrustado en la
Patria el comunismo internacional.
La
economía campesina familiar y comunal sigue alimentando
mayoritariamente el planeta, y está demostrado que con el avance
agro-ecológico y buenas redes de distribución y suministro es
competitiva con la explotaciones a gran escala, además de poder
garantizar alimentos y materias primas sanas. A nivel mundial se ha
impuesto una combinación de los 2 sistemas: campesino y empresarial,
especializándose el primero en la producción de alimentación local
y el segundo para suplir la demanda de los grandes consumidores que
no pueden auto-abastecerse. Lo que debe desaparecer es el latifundio
improductivo dedicado a la ganadería extensiva con productividad
ínfima y graves problemas de contaminación y erosión.
Proponemos
iniciar con una tregua de la Insurgencia, las Fuerzas armadas
oficiales y los Paramilitares de derecha, para que con la mediación
y el arbitrio del gobierno, los campesinos y los terratenientes,
incluidos los nacientes agro-empresarios, nombren delegados elegidos
democráticamente, a los que se sumen delegados de la Insurgencia y
de la derecha armada, para que en la forma mas expedita posible
acuerden repartirse el suelo para desarrollar economías tanto
campesina como empresarial a fin de re-potenciar la producción
agropecuaria. Debemos desmontar la especulación con el suelo
definiendo su valor de acuerdo a su capacidad productiva y
municipalizando lo que se requiera para la expansión urbana según
el valor catastral, rodeando los centros urbanos de zonas de reserva
campesina, por ser lo mas conveniente para el abastecimiento de
alimentos frescos, y destinando los campos abiertos para los
mega-cultivos.
Ahí les dejo la madeja desenredada.
Hernán
Pardo Silva
Ver: http://hernanpardosilva.blogspot.com/2011/03/propuestas-para-la-reforma-agraria.html
Ver: http://hernanpardosilva.blogspot.com/2011/03/propuestas-para-la-reforma-agraria.html
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