miércoles, 6 de junio de 2012

Para parar la guerra hay que resolver su principal causa: la tierra


La negociación para lograr acabar con el conflicto armado interno debe restringirse a los temas que generaron la resistencia armada e involucrar únicamente a los actores de estos temas. De los 12 puntos acordados en el Caguán (1. Solución política al conflicto 2. Derechos humanos 3. Política agraria integral 4. Explotación y conservación de recursos naturales 5. Estructura económica y social 6. Reformas a la justicia, la lucha contra la corrupción y el narcotráfico 7. Reformas políticas para la ampliación de la democracia 8. Reformas del estado 9. Acuerdos sobre DIH 10. Fuerzas Militares 11. Relaciones internacionales 12. Formalización de acuerdos) debemos extraer los que tengan que ver con la tenencia de la tierra para efectos de explotación agropecuaria y minera; los demás temas se tramitarán por los canales democráticos ya establecidos, incluida su modificación así sea por referendo y por una asamblea constituyente, porque una vez desmontada la guerra esos otros canales fluirán mejor agilizando la solución de los demás problemas. No es algo tan simple como decir aboquemos tal o cual punto ya que la tenencia de la tierra no está claramente definida en este listado y mas bien es un tema trasversal.

La lucha armada actual devino de la decisión de la oligarquía en los años 40 del siglo 20, en ese tiempo mayoritariamente terrateniente, de apoderarse a sangre y fuego de los nuevos suelos colonizados, para lo cual usaron el poder del Estado que tenían cooptado, generando la resistencia armada de una parte de los agredidos. Economistas neo-liberales tempranos como el canadiense Lauchlin Currie con su teoría de que el modelo campesino eran el principal obstáculo para la revolución verde y que por tanto el uso de la guerra para exterminarlo era legítimo, dieron sustento teórico al Pacto de Chicoral de 1973 donde se decidió abandonar cualquier intento de reforma agraria recrudeciendo la guerra de baja intensidad con la excusa de combatir el enemigo interno que había incrustado en la Patria el comunismo internacional.

La economía campesina familiar y comunal sigue alimentando mayoritariamente el planeta, y está demostrado que con el avance agro-ecológico y buenas redes de distribución y suministro es competitiva con la explotaciones a gran escala, además de poder garantizar alimentos y materias primas sanas. A nivel mundial se ha impuesto una combinación de los 2 sistemas: campesino y empresarial, especializándose el primero en la producción de alimentación local y el segundo para suplir la demanda de los grandes consumidores que no pueden auto-abastecerse. Lo que debe desaparecer es el latifundio improductivo dedicado a la ganadería extensiva con productividad ínfima y graves problemas de contaminación y erosión.

Proponemos iniciar con una tregua de la Insurgencia, las Fuerzas armadas oficiales y los Paramilitares de derecha, para que con la mediación y el arbitrio del gobierno, los campesinos y los terratenientes, incluidos los nacientes agro-empresarios, nombren delegados elegidos democráticamente, a los que se sumen delegados de la Insurgencia y de la derecha armada, para que en la forma mas expedita posible acuerden repartirse el suelo para desarrollar economías tanto campesina como empresarial a fin de re-potenciar la producción agropecuaria. Debemos desmontar la especulación con el suelo definiendo su valor de acuerdo a su capacidad productiva y municipalizando lo que se requiera para la expansión urbana según el valor catastral, rodeando los centros urbanos de zonas de reserva campesina, por ser lo mas conveniente para el abastecimiento de alimentos frescos, y destinando los campos abiertos para los mega-cultivos.

Ahí les dejo la madeja desenredada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario