martes, 23 de junio de 2015

Las Universidades colombianas, la Paz y el desarrollo científico sostenible. El embeleco de la justicia “transicional”.

El punto 1 de la agenda Farc-Gobierno requiere desde ya que nos aboquemos en su planificación porque de cualquier forma en que continúen los diálogos ese será el punto fundamental a implementar. Los centros de investigación de las universidades colombianas tienen el deber de aportar al máximo de sus posibilidades con el renovado respaldo de un Estado en mora de satisfacer el derecho del pueblo colombiano a educación incluyente; llevamos décadas de crecimiento cuantitativo de la educación superior, a expensas de los Estudiantes-Trabajadores, de los padres de familia y de las universidades privadas porque la Universidad pública ha paralizado su crecimiento y acumula un fuerte deterioro, con algunas excepciones. Pero es necesario cualificarse, integrarse efectivamente al progreso de la nación formando profesionales competentes, eficientes y eficaces.

Los que leemos y asistimos a conferencias nos sentimos suficientemente ilustrados en cuanto al análisis y diagnóstico del conflicto interno, pero estamos a la expectativa de que esas investigaciones avancen presentando síntesis propositivas que sean probadas en investigaciones de campo para que el Estado pueda convertirlas en políticas públicas, que debieran ser seguidas científicamente como investigaciones aplicadas en el marco de una economía circular y sostenible para garantizar el futuro de las nuevas generaciones.

Los eventos sobre el proceso de paz que integran 4 universidades (Nacional, Javeriana, Los Andes y Externado) pueden iniciar la unión de las mejores Universidades del País para crear modelos de desarrollo rural, que combinen una reforma agraria campesina con grandes plantaciones agroempresariales tal como se plantea en el punto 1 aprobado, con algunas salvedades, por la mesa Gobierno-Farc y que refleja el empate en la lucha por imponer uno u otro modelo, solucionable con la coexistencia pacífica de los 2. Las 4 Universidades cuentan con las carreras y posgrados requeridos para esta gran Empresa y con la participación del SENA, como instructores de masas, pueden crear los primeros modelos en el marco de la región central y de la integración rural-urbana. Los gobernantes de Bogotá, Tolima, Cundinamarca, Boyacá y Meta seguramente apoyarían estos proyectos en esta primera región recién declarada.

Aporto ideas que he plasmado en mi blog así:


Ideas puntuales para el desarrollo rural integral:





Información sobre los 2 desplazamientos forzados de los que fui víctima:



y por último un pequeño libro que hice para definir sencillamente la economía política y la gestión empresarial que propongo:


En cuanto a la justicia “transicional”, pretenden columnistas y académicos desconocer el DIH y especialmente el protocolo II, sobre los conflictos armados y estos aplicados al interior de un país, piden a una parte beligerante someterse, aunque sea de una forma nominal, a la justicia de la otra parte. La Insurgencia no va a claudicar frente a esta parte del Estado al que confrontan y que ha sido usada como arma de guerra con carteles de testigos falsos y condiciones de reclusión inhumanas. ¿Cuantos líderes populares que no pertenecen a la Insurgencia pagan cárcel, mas bien ignominia deshumanizante, a cuenta de esta tal justicia? Hay cerca de diez mil compatriotas oprimidos por esta cruel forma de tiranía del Estado colombiano. A los guerrilleros presos se les desconoce sus derechos de prisioneros de guerra y los gobiernos han preferido abandonar a su suerte a soldados y policías capturados. La insurgencia tiene su propio poder judicial y no ha signado adhesiones a organismos internacionales de justicia, ejerce el derecho a la rebelión contra un Estado que practica el terrorismo como arma principal en esta guerra contra su propio pueblo.

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